Muchas organizaciones se han puesto manos a la obra, casualmente la mayoría de ellas son españolas, lo que induce a pensar que un pequeño sentimiento de culpa y enmienda ha surgido entre los españoles que no solo han sacado adelante escuelas y hospitales sino también centros para jóvenes, centros de reunión para mujeres, institutos de formación profesional, escuelas para discapacitados, escuelas especiales para ciegos, etc.
Desgraciadamente toda esta serie de proyectos la mayoría de veces ni siquiera están coordinados entre sí; puedes encontrar miles de ayudas para colegios pero sin embargo la escuela de ciegos se ha quedado sin financiación a mitad de curso; el ayuntamiento de Torrevieja se comprometió a financiarles anualmente pero sin embargo llevan meses sin cogerles el teléfono y se han desentendido por completo de la escuela.
Por otra parte, también conocimos otro ejemplo; el caso de unas mujeres que habían ido al Sáhara a hacer “un taller de arcilla” ésta arcilla no se encuentra en el desierto argelino, ellas mismas la traían de España y el horno que trajeron para utilizar consumía una barbaridad de electricidad de la que los saharauis no les sobra precisamente, de modo que éste taller tenía la misma duración que el viaje de estas mujeres, una semana y daba qué pensar sobre la verdadera utilidad de todo el montaje…
Desde luego no se puede negar la buena voluntad de nadie, todo aquel que visita el Sáhara va con una iniciativa y lo que es más importante, vuelve concienciado con todo lo que ve en el desierto y aunque sea por la cantidad de gente que conoce la causa gracias a estos viajes; ya sean amigos o amigos de amigos… estos merecen la pena.
El tema de la comida es algo importante; los saharauis no tienen grandes riquezas pero hay que dejar claro que no son pobres y al menos para llevarse algo de comer a la boca diariamente sí que tienen; Además, la ONU les provee de ciertos alimentos como son alubias, pasta, arroz, leche en polvo, aceite y galletas para los colegios y repartir entre los niños. Sin embargo, aquí entra mi “pero”. Si bien es cierto que las Naciones Unidas reparten alimentos entre las diferentes familias, la repartición que llevan a cabo es para “situaciones de emergencia” es decir, los alimentos que reciben los saharauis son los mismos que aquellos en que su país se encuentra en guerra, de modo que llevan nada más ni nada menos que treinta y cuatro años en lo que ellos llaman “situación de emergencia”, lo que implica estar comiendo lo mismo desde entonces…
Todas y cada una de las iniciativas y proyectos para ayudar al pueblo saharaui son dignas de admiración. Sin embargo, debemos recordar que los saharauis están en el desierto argelino de paso, ellos tienen una tierra a la que desean volver con todas sus fuerzas. Toda la ayuda es necesaria y bienvenida pero deberíamos comenzar a pensar en un nuevo proyecto; la ayuda política, el apoyo y la presión política que es lo que realmente necesitan para encontrar un resultado.
Beatriz Moreno
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